Sobre los últimos párrafos de « Casa Tomada » (Laura, Christian, Fanny)

« Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes insomnios.

Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día eran los rumores domésticos, el roce metálico de las agujas de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. La puerta de roble, creo haberlo dicho, era maciza. En la cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada, nos poníamos a hablar en voz más alta o Irene cantaba canciones de cuna. En una cocina hay demasiados ruidos de loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en ella. Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos despacio para no molestarnos. Yo creo que era por eso que de noche, cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba en seguida.)

Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y el baño, o en el pasillo mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro.

No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos hacia atrás. Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.

-Han tomado esta parte -dijo Irene. El tejido le colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo.

-¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? – le pregunté inútilmente.

-No, nada.

Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.

Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada. »

Vocabulario

  • Ademán: Movimiento o actitud del cuerpo o de alguna parte suya, con que se manifiesta un afecto del ánimo.

  • Álbum filatélico: Libro en el que se coleccionan sellos de correo.

  • Alcantarilla: Acueducto subterráneo fabricado para recoger las aguas llovedizas o residuales y darles paso.

  • Armario: Mueble con puertas para guardar ropas y otros objetos.

  • Brusco/a: Áspero, rápido, repentino.

  • Cancel: Puerta, verja o cancela que separa el vestíbulo o el patio del zaguán. Ejemplo de puerta cancel en la imágen del lado.

  • Canción de cuna: Cantar con que se procura hacer dormir a los niños, generalmente al mecerlos en la cuna.

  • Crujido: Ruido generado por el movimiento o el roce entre objetos.

  • Desvelarse: Dicho de una persona: Poner gran cuidado y atención en lo que tiene a su cargo o desea hacer o conseguir.

  • Hebra: Porción de hilo, estambre, seda u otra materia hilada, que para coser algo suele meterse por el ojo de una aguja.

  • Loza: Barro fino, cocido y barnizado, de que están hechos platos, tazas, etc.

  • Muto: Dicho de una cosa: Que recíprocamente se hace entre dos o más personas, animales o cosas.

  • Ovillos: Bola que se forma enrollando hilo de lino, algodón, seda, lana, etc.

  • Reloj pulsera: Reloj que se lleva en la muñeca formando parte de una pulsera.

  • Tejer: Entrelazar hilos con el fin de formar telas o cosas semejantes.

  • Velador: Mesita de un solo pie, redonda por lo común.

  • Zaguán: Espacio cubierto situado dentro de una casa, que sirve de entrada a ella y está inmediato a la puerta de la calle.

Imágenes (Lugares y/o momentos en el texto)

Ilustración 1 – Casa Tomada: Diseño de Juan Fresán, 1969.

(…) Apreté del brazo a Irene y la hice correr conmigo hacia la puerta cancel, sin volvernos hacia atrás. Los ruidos se oían más fuertes pero siempre sordos, a espaldas nuestras (…)

Efecto Fantástico en el fragmento

En este fragmento de Casa Tomada el autor Julio Cortázar utiliza una serie de elementos que van de la mano para formar el efecto característico en su escritura, lo fantástico. Para Cortázar “lo fantástico es el derecho al juego, a la imaginación, a la fantasía, el derecho y a la magia”. Generalmente, el autor parte de un marco realista, una descripción de objetos, lugares, personajes que forman “lo conocido”, pero en este caso vemos como ya no quedan muchos elementos que formen dicho marco, puesto que nos encontramos en un momento avanzado de la diégesis (final). Por esta razón es posible encontrar elementos como: trastornos en el tiempo de la narración; y el miedo o locura, que forman el sentimiento de inquietante extrañeza, que nos conducen por el mundo de fantasía y magia al que Cortázar se refiere.

Como primera instancia nos encontramos con una descripción exagerada de un sonido y lo que desencadena tal sonido: “(…) oí un ruido; tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del pasillo apagaba el sonido (…) nos quedamos escuchando los ruidos (…) los ruidos se oían más fuertes pero siempre sordos, a espaldas nuestras (…)”. Aquí podemos ver como el relato toma casi la mitad del fragmento en describir este sonido, dándole una importancia desmesurada y haciendo que la narración se dilate, lo cual va contra las leyes del realismo. Por otra parte, vemos que el miedo conduce a los personajes a la inquietante extrañeza; a una clase de temor por lo que siempre había sido familiar para ellos (todos los espacios en la casa). En este momento de la diégesis vemos la ausencia del realismo y de la lógica por parte de los personajes; ninguno de los dos piensa, no hay ninguna explicación que les permita entender el origen de los sonidos y es así que terminan huyendo de su casa. El miedo que resienten los dos protagonistas participa en transmitir esa sensación al lector. Tenemos la impresión de encontrarnos en la casa de los dos hermanos, en su lado, oyendo al sonido extraño, sin origen.

Las dos últimas frases del cuento, “Antes de alejarnos […] con la casa tomada.” ponen de relieve, la locura de los dos hermanos, con el elemento humorístico de cerrar la puerta para salvar a los ladrones. Pero transforma también esa locura en algo verosímil, realista para el lector.

Casa tomada

Laura Calliot, Cristhian Carreño y Fanny Jay.