A veces sé que tiene frío, que sufre, que le pegan. Puedo solamente odiarla tanto, aborrecer las manos que la tiran al suelo y también a ella, a ella todavía más porque le pegan, porque soy yo y le pegan. Ah, no me desespera tanto cuando estoy durmiendo o corto un vestido o son las horas de recibo de mamá y yo sirvo el té a la señora de Regules o al chico de los Rivas. Entonces me importa menos, es un poco cosa personal, yo conmigo; la siento más dueña de su infortunio, lejos y sola pero dueña. Que sufra, que se hiele; yo aguanto desde aquí, y creo que entonces la ayudo un poco. Como hacer vendas para un soldado que todavía no ha sido herido y sentir eso de grato, que se le está aliviando desde antes, previsoramente.
Que sufra. Le doy un beso a la señora de Regules, el té al chico de los Rivas, y me reservo para resistir por dentro. Me digo: «Ahora estoy cruzando un puente helado, ahora la nieve me entra por los zapatos rotos». No es que sienta nada. Sé solamente que es así, que en algún lado cruzo un puente en el instante mismo (pero no sé si es el instante mismo) en que el chico de los Rivas me acepta el té y pone su mejor cara de tarado. Y aguanto bien porque estoy sola entre esas gentes sin sentido, y no me desespera tanto. Nora se quedó anoche como tonta, dijo: «¿Pero qué te pasa?». Le pasaba a aquella, a mí tan lejos. Algo horrible debió pasarle, le pegaban o se sentía enferma y justamente cuando Nora iba a cantar a Fauré y yo en el piano, mirándolo tan feliz a Luis María acodado en la cola que le hacía como un marco, él mirándome contento con cara de perrito, esperando oír los arpegios, los dos tan cerca y tan queriéndonos. Así es peor, cuando conozco algo nuevo sobre ella y justo estoy bailando con Luis María, besándolo o solamente cerca de Luis María. Porque a mí, a la lejana, no la quieren. Es la parte que no quieren y cómo no me va a desgarrar por dentro sentir que me pegan o la nieve me entra por los zapatos cuando Luis María baila conmigo y su mano en la cintura me va subiendo como un calor a mediodía, un sabor a naranjas fuertes o tacuaras chicoteadas, y a ella le pegan y es imposible resistir y entonces tengo que decirle a Luis María que no estoy bien, que es la humedad, humedad entre esa nieve que no siento, que no siento y me está entrando por los zapatos.
Problemática: ¿Cómo la simetría produce la duda y la confusión en la mente del lector?
- Espacio y tiempo
Este fragmento se ubica en el principio de la novela. La fecha está indicada en el título: « 20 de enero », eso permite dar un marco realista al relato. El hecho de que está escrito como un diario íntimo da aún más la impresión de verosimilitud al cuento. El protagonista está fuera, ya que siente la nieve en sus zapatos. Se trata de un puente que cruza. « Fauré » se remite a un cantador real, pues da otra vez una visión realista en el cuento de Lejana. Es el momento en que toman el té. « Anoche »: hace muy frio. Tenemos dos lugares al mismo tiempo. Hay una simetría omnipresente a lo largo del fragmento. El lector se pregunta si la acción pasa en la realidad o en la ficción. El lector se pregunta si el protagonista esta drogado o ebrio cuando cuenta su historia. Pasa de día en día, soltando pasajes sin sentido, sin casi ninguna relación entre ellos. El cambio de personalidad es una manera de hacer vacilar el lector y le permite ponerse más fácilmente en el protagonista para imaginar lo que pasa.
- Lo fantástico mediante un análisis narrativo
Está contado en la primera persona del singular, como si el protagonista formara parte del relato. Las repeticiones provocan un efecto de recurrencia. El protagonista plantea el decorado. “(pero no sé si es el instante mismo)”: hay una duda, no sabe dónde ni cuándo esta. Produce un total sentimiento de confusión en el lector, no afirma primero y luego duda. Hay un desdoblamiento de la personalidad que se ubica en dos lugares en el mismo tiempo: “cruzo el puente (…) acepta el té (…)”. El verbo “deber” evoca la vacilación del narrador “algo terrible debió pasarle”. Como está contado en la primera persona, el lector ve al relato con los ojos del narrador, y como el narrador duda, el lector vacila mucho, y no entiende todo. Lo que es una característica de lo fantástico.
El hecho de que el autor utiliza un marco realista permite interrumpirle con un hecho sobrenatural, de este modo una ruptura de causa a efecto es posible, y hay una entrada en lo fantástico.
Vocabulario:
- Aborrecer: odiar algo
- Tacuaras: vegetacion
- Helerse: tener mucho frio